viernes, 26 de junio de 2009
LA PERLA ESCONDIDA
3 de julio: Santo Tomás Apóstol
Tomás no creyó en la Resurrección de Jesús, porque no la había visto con sus propios ojos. El Maestro se le aparece y le ofrece sacarse toda duda metiendo su dedo en las santas llagas y en el santo costado.
La respuesta de Tomás es una poderosa profesión de fe en la divinidad, la cual repetimos antes de comulgar: «Señor mío y Dios mío.» (Juan 20,28)
Jesús contestó entonces palabras que nos alcanzan a nosotros en estos días:
«Porque me has visto has creído. Dichosos los que no han visto y han creído.» (Juan 20,29)
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